Amplio seguimiento en las redes sociales en Brasil. Según el boletín médico difundido este martes 4, la obstrucción intestinal del presidente se deshizo y no hay ya motivos de tratamiento quirúrgico.
“La evolución clínica y de laboratorio del paciente sigue siendo satisfactoria y hoy se iniciará una dieta líquida. Aún no hay previsión de alta”, señaló el parte médico.
El presidente Jair Bolsonaro ingresó el lunes de madrugada en el hospital de Sao Paulo tras empezarse a sentirse indispuesto cuando estaba de vacaciones en la región de Santa Catarina. En los primeros momentos hubo preocupación. Finalmente el presidente brasileño, hospitalizado por una obstrucción intestinal, no necesitará ser operado.
La obstrucción ha sido una de las secuelas de la puñalada que recibió durante la campaña electoral en septiembre de 2018. Desde entonces, ha tenido que ser intervenido en cuatro ocasiones, en operaciones delicadas.
Bolsonaro aún sufre cuando las paredes del intestino se tocan debido al complejo proceso de cicatrización. En julio del año pasado ya estuvo ingresado por el mismo motivo.
El presidente y su entorno han aprovechado esta nueva hospitalización para recordar el episodio de la puñalada, que hace cuatro años acabó disparando su popularidad y fue clave para que ganara las elecciones.
"Cada vez que pasa por eso es imposible no indignarse con la mentira de que Bolsonaro tiene un discurso de odio, cuando en realidad él es la víctima del odio de un ex-militante del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) y de los mal amados hipócritas que desean su muerte", criticó en Twitter uno de sus hijos, el senador Flávio Bolsonaro.
El presidente fue apuñalado por Adélio Bispo, un hombre con problemas psiquiátricos que durante un tiempo había estado afiliado al izquierdista PSOL. La investigación policial concluyó que el agresor actuó por su cuenta y que no hubo una conspiración. Bolsonaro y su familia suelen insinuar que la izquierda intentó matarle.
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