Antonio López, un maestro del realismo figurativo mundialmente famoso, quiere aprovechar la actual luz del lugar poco antes del atardecer -que sólo se da 15 días por año en agosto, dice- para pintar un gran cuadro de la plaza. Los traseúntes, numerosos en ese lugar emblemático de la capital española, lo rodean para verlo trabajar. "Es un grande, como Goya o Velázquez en la Plaza Mayor", dicen.
López, de 74 años, sigue trabajando debajo del sol inclemente del verano, sonriente bajo las crepitaciones de las cámaras fotográficas. A veces, se pone nervioso cuando la gente le tapa la perspectiva: "¡Apártense, apártense!", pide. Antonio López, al que algunos califican de hiperrealista, se convirtió en los últimos años en el pintor y el escultor español que mejor vende en el mundo. El precio de sus obras se acerca o incluso a veces supera el millón de euros.
López tiene previsto decorar una capilla de la catedral del Pilar, en Zaragoza, y fue el protagonista, en la década de los 90, de la película de culto del cineasta Víctor Erice sobre la creación artística El sol de membrillo.