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José Ángel Domínguez Calatayud / Actualizado 6 agosto 2018 |
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fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo La importancia de la mujer no se destaca con cuotas. Son relevantes por sí mismas y punto. Destacan en muchas actividades; en la que más en la de madre. Ninguno es capaz de hacer de madre como ellas. Lo digo yo que perdí la mía con tres años. Y lo digo y no me importa ni un pito que alguien me critique o me llame machista por destacar la profesión de madre.
Pero, eso sí, ser madre no agota las potencialidades de ser y resplandecer como persona. Conozco varias docenas de mujeres sin hijos que llevan vidas para enmarcar. ¿Digo nombres? No. Sólo digo “vida”. Sí, esa vida llena de pasión, sensibilidad, inteligencia, tesón para abordar los días, las tareas, los dolores y los gozos de cada una de ellas.
Este domingo ha sido en el deporte, pero podría haber sido en cualquier otra misión. Esta vez les ha tocado a las componentes del equipo femenino español de hockey hierba que se cuela en el estrecho agujero de las medallas al obtener la de bronce en el Mundial de Hockey disputado en Londres. Más al Norte, en la piscina de Glasgow, chicas españolas del Europeo de Natación Artística no han sido menos y se han colgado así mismo el bronce.
Y, también este domingo, en China, lo ha bordado la onubense Carolina Marín al ganar su tercer Campeonato del Mundo de Bádminton. ¡Bravo por ellas! ¡Bravas!
En el golf femenino, era el día final del Ricoh Women’s British Open. Ahí ha brillado la española Carlota Ciganda que se batió firme y consistente para terminar séptima en el Royal Lytham & St Annes Golf Club.
Después de este homenaje al deporte y a la condición femenina es hora de hacer la síntesis de lo ocurrido en el recorrido Sur del Firestone CC (Akron) donde se cerró el WGC Bridgestone Invitational, éste masculino. Porque de mujer sólo había un humilde aunque noble representación en la persona de Mei Inmi que hacía de caddie del japonés Ryuko Tokimatsu.
Y tal síntesis del domingo en Akron es propia de Julio César, si el legendario general hubiese dedicado más horas al golf y menos a perseguir galos. Porque lo que hizo Justin Thomas que salía líder fue llegar, ver, calentar, entrenar y vencer.
Mientras, los competidores se iban consumiendo de ansias, bogeys, y doble bogeys.
Nuestro favorito de la víspera, Ian Poulter (que, por cierto ha debido pasar la dirección de su estilista al indio Anirban Lahiri, polo salmón y pantalones de oscuros cuadros indescifrables); digo que Poulter no se parecía nada al de las jornadas previas: terminó +4 en el día.
Rory McIlroy, que salía en el partido estelar, junto a hoyos estupendos, se permitió tres bogeys antes de llegar al hoyo 10 y termino sexto.
El más mediático de los mediáticos, Tiger Woods que acabó con un birdie en el último hoyo se había hecho en los últimos nueve hoyos tres bogeys y dos doble bogey en un final algo agridulce.
En fin, tipos como Sergio García (+5 en el día), Jordan Spieth (+4) o Rickie Fowler (+4) son los que otro tipo como Justin Thomas desea encontrar como rivales para un Campeonato del Mundo como este de Bridgestone Invitational.
Solamente Dustin Johnson sacó la caballería amenazante para hacer el alarde de siete birdies en los diez primeros hoyos. Pero debía tener cortos de pienso a los caballos porque desde ahí sólo hizo pares para acabar con un bogey en el hoyo 18.
El líder, visto lo visto, se dedicó a administrar su diferencia que oscilaba, entre dos y cuatro golpes según el momento, y a mirar el horizonte con gesto de triunfador. Cauto, pero triunfador. Si le hubiesen dado un amanuense podría haberle dictado sus hazañas; “De bello akronico”, o sea la Campaña de Akron: “Golphia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt europea, aliam australii, tertiam americani…”
Pero, ¿puede un general del golf dedicarse a las humanidades en pleno fragor bélico? Es dudoso. El australiano errático Jason Day (Jasonis Diurnus) y el compatriota Kyle Stanley (Pondus Stanlegis) se movían acechando con silenciosos y ladinos movimientos.
Se imponía una cautelosa observación con la guardia atenta hasta el final pretendido. Y la cosa rindió frutos para él y derrota para sus dignos adversarios.
“Puedo porque pienso que puedo” es el lema de la tricampeona mundial Carolina Marín. Desde luego es un buen “motto” que ella, como Justin Thomas sustenta en orden, disciplina y fortaleza mental.
Y así se vence en esta batalla y se prepara la siguiente: la próxima semana un major, el PGA Championship.
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