Los testimonios siguen siendo espeluznantes. Una lluvia de cadáveres cayó desde el cielo tras impactar un misil Buk SA 11 en el avión de la compañía Malaysia Airlines. Se sucedieron todas las teorías desde el primer momento pero los datos han sido concluyentes. La realidad más brutal se fue abriendo paso hasta la confirmación por el propio Barack Obama del ataque contra el avión realizado desde Ucrania por las milicias prorrusas.

Los testimonios han sido brutales. Literalmente se produjo una lluvia de cadáveres en un radio de quince kilómetros. Las fotos que se difundieron en las redes sociales, y luego fueron retiradas, resultaron aterradoras de pasajeros sujetos a sus asientos. Cayeron maletas, grandes trozos del aparato, laptops, mascotas, móviles, libros, fajos de dinero....un escenario de desolación total y abrumadora.

En la pequeña localidad de Rozsypne, en el este de Ucrania, la zona dominada por las milicias prorrusas, contaron que hubo una fuerte explosión que hizo vibrar los edificios, casi como si fuera un sismo. De repente, se produjo la lluvia de cuerpos. Fue el final dramático del vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Para Holanda ha supuesto una tragedia nacional. Murieron las 298 personas que viajaban en el avión, entre tripulación y pasaje. Entre todas las víctimas, la compañía confirmó que 193 eran de nacionalidad holandesa.

La primera reacción ha sido la de exigir una investigación total que permita conocer la verdad, todo lo que sucedió, y descubrir quién dio la orden de disparar un misil contra un avión comercial. La reacción sin embargo fue la contraria por parte de las milicias prorrusas con una situación fuera de control, pillaje en el escenario de la tragedia, robo de cadáveres y ocultación de pruebas. El primer ministro holandés, Mark Rutte, llamó al presidente ruso, Vladimir Putin, a "asumir sus responsabilidades". Rutte confirmó que tuvo una "conversación muy intensa con el presidente ruso". "Holanda y el mundo velarán porque haga lo que tiene que hacer", declaró en lo que ha sido todo un ultimátum y una advertencia que muestra la indignación con el matonismo de las milicias prorrusas y quienes les protegen.

A la vez Ucrania presentó nuevas pruebas de que Rusia suministró el sistema de misiles Buk. El jefe de la contrainteligencia, Vitaly Naida, lo calificó de "acto terrorista cometido con la ayuda de la Federación Rusa". "Sabemos que eran ciudadanos rusos" dijo mostrando las imágenes de tres sistemas de misiles Buk que fueron trasladados desde Ucrania a Rusia al estallar el enorme escándalo. La información de Vitaly Naida apunta a que tres de los sistemas de lanzamisiles, montados sobre vehículos armados, fueron trasladados de nuevos a Rusia horas después de ser derribado el avión. La información -facilitada por Ucrania- asegura que el misil fue disparado desde el bastión rebelde de Shizhne, una zona controlada férreamente por las milicias prorrusas.

Mark Rutte ha insistido en que es necesaria una investigación internacional. La canciller de Alemania, Angela Merkel, los primeros ministros de Reino Unido, David Cameron, y Australia, Tony Abbott, han cerrado filas con Holanda. Barack Obama -como destacó Hechos de Hoy- habló de una "crisis global". De la forma mas peligrosa, Vladimir Putin quedó enredado en el doble juego que ha mantenido desde que precipitó el cerco a Ucrania con el golpe en Crimea.

Si las milicias prorrusas decidieron derribar el avión de Malaysia Airlines, Putin habrá mostrado que apoyó a gánsteres -radicales e ineptos, y además frívolos e irresponsables asobre las con secuencias internacionales de sus actos-. Cortar ahora con ellos podría ser una crisis más seria para Putin de lo que nunca imaginó. Sobre el horror, se camina al filo de la crisis más seria y grave en Europa desde el final de la Guerra Fría. Es el giro abrupto del conflicto en Ucrania con todas sus consecuencias políticas y económicas.