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El acierto de Juan Carlos I y la ausencia en La Habana de Alfonso Dastis
Sensibilidad del Rey Felipe VI en enviar a La Habana a su padre en un momento histórico para Cuba. Falta de respuesta en cambio de Mariano Rajoy al no destacar al ministro de Exteriores.
Uno de los flancos débiles del Gobierno, y de la actuación de La Moncloa, se mantiene. Falta de cintura política y de respuesta inmediata en los momentos decisivos. Miras cortas entre algunos asesores, más proclives a virar al rol de corte de aduladores que de ejercer presión y reclamar audacia. En el caso de la muerte de Fidel Castro, se hizo notable la ausencia una plena respuesta de política exterior.
Al margen de los gobiernos en Madrid y en La Habana, Cuba tiene un significado y una dimensión muy especial para España. El Rey Felipe VI lo destacó en su mensaje de pésame a Raúl Castro por la muerte de su hermano, Fidel Castro.
Correcta la coordinación entre La Zarzuela y La Moncloa para la presencia en La Habana, como enviado especial, del rey emérito Juan Carlos I. Desacierto total en cambio de La Moncloa en no haber acompañado esta visita con la necesaria presencia del ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, en lugar del secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia.
Habia un amplio margen de acción. El Rey Felipe VI pudo haber estado acompañado en Portugal por otro ministro o ministros. Junto al rey emérito, podría haber viajado incluso hasta el propio Mariano Rajoy para mostrar el peso y la presencia del Consejo de Ministros.
Desde el histórico deshielo en el Caribe, y la visita de Barack Obama a Cuba, Mariano Rajoy debió de ser más activo. No se comprende además en un presidente de Gobierno que es gallego. Cuba no puede ser una cuestión irrelevante para España. No sólo es un error sino un daño histórico a la memoria de generaciones que construyeron una relación única.