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José Ángel Domínguez Calatayud / Actualizado 10 agosto 2018 |
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fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo El ambiente del primer día del PGA Championship reflejaba el interés de este cuarto major del año. Ya está la temporada de golf en su apogeo. Ya está también tensada por dos cuestiones: FedEx Cup y Ryder Cup.
La FedEx Cup es la competición dura lo mismo que la temporada. Los jugadores acumulan puntos por resultados lo que le convierte en un trofeo a la regularidad. La culminación son los cuatro últimos torneos – FedEx Cup Series – en donde para, le quedan sólo este PGA Championship y el Wyndham.
Para poder participar ha de estarse entre los 125 mejores de esa pizarra. Y esa pizarra se cierra en el próximo torneo, en el Wyndham Championship. Cuatro nombres a seguir: Adam Scott 119º; Jonathan Vegas 122; Sergio García 131º y Bill Haas 147º. Éste último ya la ganó viniendo de atrás en 2011. Está en las manos de ellos la lucha por un rincón en el premio más importante del Circuito Americano.
La otra fuerza de tensión es la cercanía de la Ryder Cup. Va a ser difícil deshacer la lista de quienes entran directamente en el Equipo Europeo o en el Equipo Americano por sus méritos en lo que va de temporada.
Por la parte europea Thorbjorn Olesen (163,51), Ian Poulter (161,82) y Mathew Fitzpatrick (151,04) podrían arañar los pocos miles de dólares del que hace el 8º puesto, Paul Casey (167,05).
En el lado americano Byron DeChambeau (4,316.108) y Phil Mickelson (4,207.95) miran con ansia a Webb Simpson (4,365.058), último de los clasificados.
De todos modos hay un aspecto que puede relajar algo la tensión si se juega bien en éste de San Luis y en los próximos torneos: por cada equipo faltan cuatro nombres que elegirán respectivamente cada capitán.
Cinco españoles, como dijimos, están jugando en esta prueba; toda una escuadra que hasta ahora no ha brillado todo lo que se espera. El campo de Bellerive CC donde se juega puede ser benévolo para ellos. Para Rafa Cabrera Bello que terminó al par, queda trabajo y que su juego, además convenza a Thomas Björn, capitán del Equipo Europeo con el que le han emparejado en los dos primeros días. ¿Le estará presionando compartir partido con quien parte el bacalao?
Presión la pueden sufrir los más novatos: Adrián Otaegui y Jorge Campillo. Pero, ¿tienen algo que perder? Para nada: tienen la oportunidad de aprender. Y para Sergio García se abren las incógnitas. Está oscuro, vuelto hacia dentro.
Hasta al comentarista televisivo le he oído decir dirigiéndose a un Sergio que acababa de meter un fabuloso putt para birdie. “Vamos, Sergio, a sonreír…”. En Leroy Merlin no venden perforadoras de alma. Si pudiéramos comprar una, todavía, ya en el fondo necesitaríamos el Libro de Claves de una Espíritu Atribulado. Así que será el quien cuente lo que le pasa a quien deba escucharlo: la puerta de la confianza sólo se abre desde dentro.
Entre los españoles que pueden destacar el mejor situado es Jon Rahm. Tiene la fuerza. Tiene la ambición. Está preparado y le ayuda su mayor distancia en las salidas. También le hemos visto una gran capacidad de recuperación lo que en este campo de San Luis le servirá y mucho.
De aquí, de San Luis fue ese rockero, maestro de rockeros, fallecido hace un año: Chuck Berry. Su más popular canción, Johnny B. Goode, bien podría cantarse a Jon Rahm, sin más molestia que cambiar la guitarra de Johnny por los palos de golf de Jon: “Su madre le dijo "algún día serás un hombre"/Y serás el líder de una gran vieja banda/ Mucha gente vendrá de millas alrededor/Para escucharte tocar tu música cuando el sol se pone/Tal vez algún día tu nombre estará en luces/Diciendo "Esta noche Johnny B. Goode".
Tal vez las luces iluminarán el camino – hierba y cielo – de un joven que será luz él mismo de generaciones de jugadores de golf. No puedo dejar de pensar, llegados a aquí, lo necesitada que está la gente de modelos de seriedad, compromiso y alegría.
En los próximos tres días veremos quien da la talla y se alza con el trofeo Wanamaker. Quien lo alce podrá dedicarlo a quien desee. Yo le invito a que lo haga a la familia de Jarrod Lyle, golfista australiano de 36 años, fallecido el pasado miércoles arrasado por una leucemia. Él dejó grabado un conmovedor mensaje que puede leerse en internet.
“Siento que soy el golfista más afortunado por la mucha gente que se interesó por mí y que se interesó, supongo, en mi lucha”. Así es y era Jarrod Lyle, a su descanso eterno dedico estás líneas.
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