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Rick Blaine / Actualizado 6 enero 2017 |
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fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo El sexto largometraje del joven realizador canadiense Xavier Dolan, de apenas 27 años, es el más flojo de su filmografía. Y al mismo tiempo en el que cuenta con el elenco más llamativo de todas sus películas que se han estrenado.
El argumento de Sólo el fin del mundo se desarrolla en una única tarde, cuando el dramaturgo Louis (Gaspard Ulliel) regresa a su pueblo natal para visitar a su familia tras una larga ausencia de doce años con la intención de anunciar su inminente muerte.
A medida que su madre, hermanos y cuñada se afanan por conseguir comunicarse con él para expresar su dolor y le recriminan todo el tiempo que ha pasado lejos de ellos, aflora en el ambiente un resentimiento. Va in crescendo alimentado por la duda y la soledad. A Louis se le presenta el fantasma de los resentimientos persistentes que fueron la causa de estar lejos de su familia durante tanto tiempo. Y el reencuentro con su pasado a través de los recuerdos.
La familia está formada por su hermano mayor, Antoine (Vincent Cassel), un macho alfa violento, con complejo de inferioridad por el éxito de su hermano menor escritor, que lo lleva a reaccionar de forma destructiva. Y su esposa Catherine (Marion Cotillard), una mujer afligida y atemorizada por Antoine y que parece ser la única persona que entiende lo que Louis quiere transmitir con sus acciones.
Su madre (Nathalie Baye) con un carácter histriónico y desequilibrado, vestida siempre con un hortera traje y llena de maquillaje. Y por último, su hermana pequeña, Suzanne (Léa Seydoux), llena de recuerdos cariñosos a través de las historias contadas por la familia, y con un profundo vacío interior por el abandono de su hermano.
Louis interactúa con cada uno de ellos la mayor parte del tiempo en silencio, escuchando, sin apenas hablar. Esperando el momento de dar la noticia. Angustiado por saber como reaccionarán.
La película casi en su totalidad sucede en los interiores de la casa. Con secuencias donde la histeria y un griterío insoportable provocan en el espectador un estado de irritabilidad y desesperación tal que lo que sucede en la pantalla pierde interés.
Desde la primera escena Seydoux está inquieta, Ulliel tristón, Cassell enfadado, Cotillard temerosa y Baye en su mundo. Y así se mantienen hasta la última escena. No ha habido posibilidad ninguna de desarrollar los personajes porque desde el comienzo cada uno de ellos ya se había perfilado de una forma demasiado estricta.
- Ver también, Zach Galifianakis y Kristen Wiig, criminales torpes en el plan absurdo de Jared Hess (Hechos de Hoy)
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