No se trata de etiquetar, pero sí es cierto que convivir con un sujeto 18 hoyos o compartir dos platos y postre con una persona proporcionan pistas bastantes para saber cuál es su fondo de almario.
Básicamente suele admirarme cómo afrontan las contrariedades de la vida las personas, mujeres y hombres. Sinsabores siempre los hay de distinta dimensión y con amarguras de distinto grado. Por cierto, hoy, en una comida con un alto ejecutivo de una gran empresa cervecera europea y española, he oído por primera vez que existe una medida del amargor de la cerveza, una escala en la que los expertos cerveceros pueden situar a cada cerveza que hay en el mercado en un punto concreto de su amargura.
Los paladares de los consumidores educados en el líquido dorado a lo largo de generaciones no lo sabrán explicar, pero seleccionan desde su memoria escondida la cerveza cuyo amargor más le satisface. En el sur de España, gusta la Cruzcampo con su propio nivel de amargor, el mayor en la escala. Debe ser cosa de la civilización: este pueblo, Andalucía, tiene estadísticamente un umbral muy alto de tolerancia de lo amargo. No hablo de política. ¿O sí?
Un pueblo que canta cuando debería llorar es de una grandeza sublime. Un pueblo que sabe ver el vaso medio lleno es de enmarcar. Pero sobre todo, una gente que da pasos concretos para salir adelante, sacar del pozo a otros y sacudir el polvo del muermo a muchos congéneres merece que se le haga la ola gigante.
Muestras de este singular valor las hay en el mundo cultural, empresarial y social, aunque no salgan en titulares: ¡cuántas iniciativas de cooperación andan bregando a solas con el dolor y la necesidad de otros para remediarlos!
Pasar de la musa al teatro, o dar el paso que va de predicar a dar trigo es para personas de gran corazón, visión amplia y mente abierta.
Estos días me he tropezado - tengo que decir, una vez más – con el empuje de Concha Villareal, fundadora y responsable de su empresa, Mulligan, en Montequinto, Dos Hermanas, Sevilla. Mulligan no es una tienda: es un espectáculo de golf en un espacio físico reducido dentro de un espacio creativo inmensurable.
Por no contar todo, me paro en su iniciativa de hacer del golf algo extraordinariamente simpático. Se trata de la II Muestra de Golf, que profundiza en el empuje de lo hecho en la primera edición.
Durante tres días, del 7 al 9 de noviembre, en el Club Hato Verde (Las Pajanosas, Sevilla) se desplegarán actividades en las que todas las edades, todos los hándicap y gustos golfísticos pueden encontrarse cómodos y disfrutar. La lista de microeventos para elegir es como un árbol de Navidad con regalos para todos:
Un campeonato de golf de 9 hoyos, para jugar el 7, el 8 o el 9 de noviembre, con premios para todas las categorías en modo bolsas de palos, maderas, híbridos, putter, guantes, gorras, bolas y demás artilugios que maneja un jugador o una jugadora.
Y además de los torneos, exposición, fitting, conferencias, gran sorteo y mucha diversión.
A esta II Muestra de Golf se han sumado las mejores marcas de material deportivo de golf: Srixon, Wilson Staff, Cleveland, Mizuno, U.S. Kids Golf, Taylor Made, Titlest, Scotty Cameron, Odissey, Ping, Cobra y Callaway. O sea, un lujazo de marcas para ver lo que vamos a pedir a los Reyes Magos. En fin en www.muestradegolf.es uno puede encontrar todo lo que hay que ver.
.- Amigo: lo que hay que ver no es siempre lo más importante. Lo más importante es lo que no se ve pero que hace que las cosas sean visibles – le dice Amateur 1 a Amateur 2, que estaba leyendo el cartel anunciador.
.- ¿Ya estás filosofando?- replica Amateur 2 – y además en trabalenguas… lo que se ve, lo que no se ve…
.- Sí, de alguna manera, así es – admite Amateur 1-: hay una gafas de madera que impiden a la gente común filtrar los bienes invisibles que originan los visible. Detrás de una pintura, hay un artista en desigual combate con la belleza inaprensible. Entre las líneas de una gran novela, horas de desvelo en dura investigación y pausada redacción. Y en la entraña de una iniciativa emprendedora, como ésta de la Muestra de Golf, seguramente se encuentren estremecidos silencios, horas de desconocida planificación, teléfonos que no responden, presupuestos que no terminan de cuadrar, y risas que nadie más ríe, y ocurrencias y, por encima de todo un corazón grande por la pasión de un deporte que ennoblece a quien lo respeta.
.- Pues sí, va a ser que sí – concluye Amateur 2 –. Lo mismo que hay razones del corazón que la razón no entiende, tendrá que haber ojos del alma para apreciar lo que con el alma se hizo.
No añado nada: me preparo para participar de esta iniciativa proactiva.